lunes, 19 de septiembre de 2016

LA JAULA (V)


La dueña del motel con cierta tranquilidad llamó a la policía. En su establecimiento, normalmente utilizado por putas, chulos y todo tipo de escoria, ya casi había visto de todo. Siempre pensó que alguna vez se encontraría a alguien muerto, por eso, ahora que ese momento había llegado, no se sentía especialmente impresionada. Si es verdad que cuando hizo el registro a aquél tipo la noche anterior, no le pareció especialmente problemático. Quizá algo alterado, nada más, pero eso era normal en todos los tipos que venían del bar de Jim Morrison, dos manzanas más abajo. Por eso, algo de sorpresa si tuvo cuando la limpiadora, en su penoso quehacer diario en aquél tugurio, había encontrado su cadáver.

¿ y cómo había acabado Tommy en aquella sucia habitación tirado? Por recapitular un poco diremos que una vez Tommy se tranquilizó un poco, pensó que lo mejor era ir a San Francisco a casa de un hermano suyo. Desde ahí intentaría pasar a México. Dejó su apartamento y cogió carretera hasta que exhausto paró en el citado bar de Jim Morrison con sus tintineantes luces de neón. El bar se llamaba como el mítico cantante de los Doors y el dueño había querido aprovechar tal circunstancia para llamarlo Morrison´s Last Stand.  Tommy sin saberlo estaba haciendo lo mismo que el mítico cantante en el tema Riders of the Storm. O quizá era la Highway Star de Deep Purple en la Highway to Hell de AC/DC.   
 
 
 
 
 
 
 
Mientras tanto la policía estrechaba el cerco sobre él. Interrogando a clientes y personal del bar donde Erin trabajaba y juntando la descripción que dieron con la dada por la testigo presencial no les fue difícil hallar sospechoso a Tommy. Empezaron su búsqueda. Wanted Dead or Alive.
 
 
 
Pero otra persona ya había hecho los deberes y estaba en Morrison con el asesino. Era Jeremy. Por Carol, una de las camareras, también había sabido donde vivía Tommy y le había seguido hasta allí. Le encontró acodado en la barra esperando su whisky. El odio que le profesaba se mezclaba con el morbo por conocer a esa persona que había sido capaz de dar el salto final, que había matado experimentando placer. Quería conocerle antes de suministrarle su tranquilizante final. Recordó el tema Painkiller de Judas Priest.  
 
 
 

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